Las mentes pequeñas se elevan tanto por cualquier ventaja obtenida sobre sus superiores que pierden la guardia ante un cambio repentino de fortuna.
Un día, un león orgulloso dijo a un mosquito que estaba volando cerca de su guarida, «¡Fuera de aquí, insecto despreciable y palurdo!» El mosquito, enfurecido por este insulto no provocado, juró venganza y se posó inmediatamente en el cuello del león. Después de molestarlo suficientemente en esa zona, se trasladó a su vientre y finalmente hizo su ataque más formidable en sus fosas nasales. El león, picado hasta casi enloquecer, finalmente cayó al suelo, agotado por la rabia, la irritación y el dolor. El mosquito, habiendo satisfecho su resentimiento, voló en gran exultación; pero en los transportes imprudentes de su éxito, sin prestar suficiente atención a su propia seguridad, se encontró inesperadamente atrapado en la telaraña de una araña, quien, saliendo inmediatamente, puso fin a su triunfo y a su vida.
Esta fábula nos enseña a no dejarnos llevar por el éxito, de modo que olvidemos estar preparados para una reversión de la fortuna.