Cuentos

Leo y la Manzana Brillante: Un Cuento sobre la Honestidad

2
Please log in or register to do it.

Había una vez, en un vibrante y soleado pueblo rodeado de colinas y un río brillante, un niño llamado Leo. Leo era conocido por su ingenio y naturaleza juguetona, a menudo haciendo reír a sus amigos con sus historias imaginativas. Sin embargo, Leo tenía un pequeño problema: a veces decía pequeñas mentiras piadosas.

 

Una mañana soleada, mientras Leo caminaba hacia la escuela, notó una brillante manzana roja en el suelo bajo el gran roble. Su amiga Mia estaba con él, y ella le preguntó, “Leo, ¿dónde conseguiste esa manzana?”

 

Sin pensarlo, Leo respondió rápidamente, “La encontré en el escritorio de la maestra esta mañana. Debe haberla dejado allí para mí.”

 

Los ojos de Mia se agrandaron de sorpresa. “¡Guau, la maestra debe gustarte mucho!” exclamó.

 

Más tarde ese día, durante el recreo, su maestra, la Señorita Johnson, se acercó a Leo y Mia. Tenía una expresión de confusión en su rostro y preguntó, “¿Alguno de ustedes ha visto una brillante manzana roja? Iba a dársela al Sr. Turner, nuestro jardinero, como agradecimiento por plantar flores nuevas en el jardín de la escuela.”

 

El corazón de Leo se hundió. No había esperado este giro de los acontecimientos. Sintió un nudo en el estómago al darse cuenta de que su pequeña mentira se había convertido en un problema mayor. Mia miró a Leo, su rostro lleno de preocupación.

 

Tomando una profunda respiración, Leo decidió que era momento de ser honesto. “Señorita Johnson,” comenzó, su voz temblando ligeramente, “encontré la manzana bajo el gran roble esta mañana. No sabía que era para el Sr. Turner, y le dije a Mia que la habían dejado para mí por error.”

 

El rostro de la Señorita Johnson se suavizó en una sonrisa gentil. “Gracias por decir la verdad, Leo. Se necesita valor para admitir cuando hemos cometido un error. ¿Por qué no vamos juntos a darle la manzana al Sr. Turner?”

 

Leo asintió, sintiendo que un peso se levantaba de sus hombros. Él y Mia caminaron con la Señorita Johnson al jardín, donde encontraron al Sr. Turner plantando caléndulas. Leo le entregó la manzana, explicando la confusión. El Sr. Turner rió y despeinó el cabello de Leo.

 

“Gracias, Leo. La honestidad siempre es la mejor política. Y recuerda, nunca es demasiado tarde para corregir las cosas,” dijo amablemente el Sr. Turner.

 

Desde ese día, Leo se hizo una promesa a sí mismo de ser siempre honesto, sin importar cuán pequeña pudiera parecer la mentira. Descubrió que la honestidad no solo lo hacía sentir mejor, sino que también fortalecía la confianza y la amistad que compartía con los demás.

 

Y así, en el soleado pueblo rodeado de colinas y un río brillante, Leo se hizo conocido no solo por su ingenio y naturaleza juguetona, sino también por su honestidad, convirtiéndose en un verdadero amigo para todos.

El Jardín Mágico de la Humanidad y la Bondad

Reactions

0
0
0
0
0
0
Already reacted for this post.

Who liked ?

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

GIF